jueves, 1 de abril de 2010

Susona

Durante estos días festivos el Barrio de Santa Cruz multiplica sus visitas. Muchos son los que caminan por la calle Susona, sin saber lo que allí ocurrió hace ya muchos años y cuyo recuerdo aún sigue presente.

Nos encontramos con esta placa, que narra de forma breve lo que ocurrió en la Sevilla de finales del siglo XV, en la judería sevillana que tiempo atrás sufrió una masacre en la que fueron exterminados la mayor parte de sus habitantes.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

En 1481 se fraguó un complot por parte de los judíos para hacerse con el control de la ciudad.
Se reunieron en la casa de Diego Susón, el judío converso que se postuló como cabecilla de la revuelta.
Junto a él vivía su hija, una joven extremadamente hermosa conocida como Susona.

Susona comenzó a verse con un importante hidalgo cristiano al que visitaba, a escondidas, de madrugada.
Una noche, antes de salir, escuchó cómo su padre y el resto de conspiradores detallaban el complot.
Por temor a que ello causara la muerte de su amado, le advirtió del peligro. El caballero, lejos de huir, dio aviso a las autoridades, que se apresuraron en detener a los que allí se encontraban reunidos.

Tras unos días encarcelados los judíos fueron ahorcados, y Susona fue repudiada por los suyos e ignorada por el caballero.
Invadida por la culpa recibió confesión y bautismo en la Catedral, y buscó refugio en un convento de clausura hasta el día de su muerte.

En su testamento dejó escrito lo siguiente:

Y para que sirva de ejemplo a los jóvenes en testimonio de mi desdicha, mando que cuando haya muerto separen mi cabeza de mi cuerpo y la pongan sujeta en un clavo sobre la puerta de mi casa, y quede allí para siempre jamás.

Así se hizo, y durante más de un siglo permaneció su cabeza en dicho lugar, conociéndose desde entonces como calle de la Muerte.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Tiempo después, en el lugar donde estuvo la cabeza se colocó un azulejo con una calavera, conociéndose desde entonces como calle Susona.

Fuente: Sergio David Cansado (Esa Sevilla)

Aún se dice que la cabeza de Susona sigue descansando allí, oculta tras la pared, en la que fuera su casa.

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